Necesitamos Autoridades de Gobierno y Presidentes como el Dr. José María Castro Madriz
Vladimir de la Cruz [email protected] | Miércoles 23 marzo, 2022
Desde los primeros días de la Independencia, Juan Mora Fernández, el primer Jefe de Estado, 1824-1833, estimuló a los ciudadanos a publicar sus pensamientos y opiniones. En este sentido, sin imprenta en Costa Rica, la que llegó hasta 1833, impulsó espacios públicos para que allí los ciudadanos publicaran sus puntos de vista.
Estos espacios eran murales especiales que se ponían bajo la responsabilidad de una persona que tenía que velar porque las publicaciones no fueran injuriosas, difamatorias o con mentiras, bajo responsabilidad legal de permitir este tipo de publicaciones.
Como anécdota a esta nota recuerdo cuando en la Universidad de Costa Rica, allá por el año 1967, cuando estaba en Estudios Generales, y habíamos formado el grupo estudiantil Frente de Acción Universitaria, que era el grupo estudiantil comunista, en la agitación estudiantil que hacíamos de nuestras posiciones políticas, poníamos, en las paredes de los pasillos, de los edificios, carteles u hojas, sostenidas con masking tape o algo que no dañara las paredes. El entonces Director Administrativo, Carlos Caamaño, de una fuerte tradición política del Partido Liberación Nacional, pasaba quitando, o dando órdenes a los Conserjes para que bajaran o quitaran nuestra propaganda y las hojas que nosotros poníamos. Eso nos llevó, a varios dirigentes del Frente de Acción Universitaria, a una reunión con el Rector Carlos Monge Alfaro. Muy enfáticamente le dijimos al Rector que si no respetaban esa forma de manifestarnos, íbamos a empezar a pintar, con nuestros mensajes las paredes, para poder expresar nuestros puntos de vista con libertad. Inmediatamente, después de un diálogo abierto, franco y respetuoso, delante de nosotros, llamó a Carlos Caamaño y le instruyó para que no quitaran nuestras publicaciones y buscara una forma de permitirlo. A partir de ese momento se pusieron murales especiales para que se colgaran allí las comunicaciones que se quisieran. Eso resolvió el problema y durante ese período, al menos hasta que yo fui dirigente estudiantil, 1967-1972, y puedo asegurar que no se pintaron, no se hicieron “pintas”, en las paredes de la Universidad en sus edificios, aun cuando hubo momentos muy tensos en las luchas estudiantiles y universitarias y hasta en la toma de edificios. A esto contribuyó que se fortaleció la discusión en aulas, con permiso para que los dirigentes estudiantiles pudieran hacerse presentes, para comunicar sus mensajes a los estudiantes, y se abrieran los espacios académicos, auditorios, para uso estudiantil de sus mitines y discusiones.
Los aspectos fundamentales que se estimularon y apoyaron, en esos días iniciales de la Independencia, fueron la libertad de pensamiento y opiniones, la libertad de publicarlos y darlos a conocer, la libertad de publicar sin censura previa y la responsabilidad de no publicar mentiras ni notas que afectaran la honra de los ciudadanos de manera injuriosa o difamatoria, con la corresponsabilidad civil o penal de quien autorizara esas publicaciones calumniosas.
Con la llegada de la Imprenta al país, 1833, se empezó a regular la publicación de escritos y de periódicos, bajo la modalidad de libertad de imprenta, de edición de materiales escritos. Se mantuvieron las mismas normas que Juan Mora Fernández ya había establecido para las publicaciones cuando existieron los periódicos murales, o los espacios murales para publicar. Los periódicos que empezaron a surgir y publicarse fueron tribunas importantes de grupos, que organizados alrededor de esas publicaciones, hacían valer sus puntos de vista.
La prensa se desarrolló en ese sentido como un espacio de opiniones políticas, económicas, culturales y sociales en general.
Esos años iban impulsando también la instrucción pública desde las tempranas edades, tanto para hombres como para mujeres. Para nuestros primeros Jefes de Estado, constructores iniciales del Estado costarricense, y para los Presidentes de la República, la instrucción y la educación eran bastiones importantes para fortalecer y desarrollar a los ciudadanos para un mejor ejercicio de sus Libertades y Derechos, y para formar mayor conciencia de la responsabilidad ciudadana en las determinaciones del ejercicio de derechos políticos, y de la representación política, que aunque restringidos en el siglo XIX de manera muy amplia, eran avances importantes, sobre todo porque hasta 1890 no habían partidos políticos, que pudieran ejercer controles políticos sobre la administración pública, y el ejercicio del Poder.
En la marcha de la construcción del Estado democrático que se iba formando ocupa un lugar muy destacado el Jefe de Estado, y luego Presidente de la República, el Dr. José María Castro Madriz. Su obra institucional la dejaré para otro artículo. En esta materia de libertades jugó un papel sobresaliente. Fue una de las personas que más influencia dejó en el desarrollo del periodismo nacional y de las libertades que le acompañan. Desde el 1 de noviembre de 1842, cuando apareció el periódico semanal “El Mentor costarricense” se marcaron los senderos luminosos de la marcha del periodismo costarricense: las libertades de prensa, de información, de pensamiento, de educación. En 1843, aquí se publicó, en entregas, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Para el Dr. Castro Madriz “la opinión pública debe ser el oráculo de un gobierno libre y popular; que no puede conocerse bien si no es expresándose bajo los auspicios de la augusta libertad de prensa, y que tampoco puede ilustrarse si no es con la publicación de los pensamientos y el debate de los escritos, de que resulta triunfante la verdad”.
El Mentor Costarricense, como los periódicos de la época, procuraba instruir al pueblo en sus deberes e informarle sobre los aconteceres más importantes de la marcha del Gobierno por medio de la publicación de sus acuerdos.
El Mentor Costarricense pedía la colaboración de los ciudadanos en la tarea común de la construcción de la Patria. Por ello podemos considerar a este periódico como el fundador de la tradición de la libertad de prensa costarricense, hace 180 años, cuando este periódico empezó a publicarse.
Con las imprentas que iban introduciéndose en el país empezaron a desarrollarse periódicos cada vez más críticos, y con los periódicos, los articulistas ácidos en sus comentarios contra gobernantes y funcionarios públicos. Los ataques que se hacían especialmente a gobernantes eran fuerte, duros.
Al Dr. José María Castro lo criticaban tan fuertemente que allegados suyos le pidieron que acallara a la prensa y a sus críticos. El Dr. Castro se opuso a actuar de esa manera, marcando y afianzando los ejes rectores del ejercicio de estas libertades y del periodismo nacional, que debemos siempre resguardar.
Dijo el Dr. José María Castro Madriz:
“Quiera Dios que durante mi presidencia sean saciadas las hambres de libertad de prensa para que mis sucesores encuentren calmados los ánimos y encauzado, por sí solo, este derecho incontrovertible del hombre a un plano de más elevadas miras...”
“Quiero que mi Patria, ya que no puede ser temida por su fuerza, sea considerada por su justificación y cordura, de modo que sobre cualquier agravio que se le infiera, recaiga el anatema del mundo civilizado. No tenemos escuadras, tengamos la simpatía de las naciones. La civilización del siglo ha definido la libertad política y religiosa, elevándola a dogma de paz y de ventura. Como tal la conozco y sabré acatarla y sostenerla”.
“Creo que la expresión de la verdad, aún la más amarga, conviene al gobernante que como yo, tiene el valor de abdicar ante ella sus errores, y el sincero deseo de tomarla por base de sus actos. Creo, en fin, que toda discusión ordenada y comedida ilustra, y que el lenguaje sólito de las malas pasiones, contra un gobierno que por su legitimidad y rectitud abunda en medios morales de defensa, es impotente”.
“La libertad de la prensa es un derecho consagrado por la ley, y como tal debo respetarlo, cualquiera que sean las consecuencias que de su ejercicio para mí resulten. Quizás su acción en estos momentos no sea favorable para mi Gobierno, desde luego que contra él se esgrimen con no disimulada furia sus armas; pero esa libertad es una de las que a la nación más honran, y andando el tiempo, de las que más habrán de aprovecharle; y entre lo que creo que le conviene a la nación y lo que me conviene a mí, como Jefe de ella, yo no vacilo. Primero y ante todo la nación, y primero el derecho de los ciudadanos a ella, que lo que pudiera convenirme a mí en esta jefatura transitoria, que mucho me honra, pero que para mi corazón y mi espíritu tiene poco de placentero, y sí mucho de mortificante, puesto que ejecutando el bien, según mi conciencia, me expongo a cosechar en perjuicio personal mío males sin cuento. Que sea así en buena o mala hora; pero mi mano no suscribirá jamás nada que pueda ser atentatorio contra derechos que están consagrados por las costumbres, a menos que estos pudieran tener carácter manifiestamente dañino a la moral social, como quedan todavía algunos, cuya desaparición debemos confiar, sin embargo, antes que a nuestra acción coercitiva, a la marcha depurativa y lenta, pero siempre segura, de los tiempos. Para esos somos, antes que mandatarios, educadores de un pueblo que entró ha poco en la pubertad y cuyo espíritu debemos fortalecer adiestrándolo en el ejercicio amplio de sus capacidades sociales, y no debilitarlo, escamoteándole la facultad de realizar, en todos sus campos y con entera plenitud, los que la ley le consagra como legítimos derechos suyos”.
La libertad de prensa desde entonces se ha mantenido en el país. Gobiernos tiránicos como el de Federico Tinoco y la Junta de Gobierno que cerraron medios de comunicación, que establecieron censura e impedimentos de publicación. En el gobierno de Francisco Orlich y en el de Luis Albero Monge también se actuó contra medios de comunicación cerrándolos, el periódico Adelante, que dirigía Joaquín García Monge, y la emisora Radio Noticias del Continente, que bajo la presión de los intereses norteamericanos en el contexto de la Guerra Fría obligaron a sacarlos de circulación impresa y radial. Recientemente, en este gobierno, del Partido Acción Ciudadana, el Presidente Carlos Alvarado, y su Director del Sistema Nacional de Radio y televisión, Boris Ramírez metieron censura sobre programas informativos relacionados con el conflicto de Ucrania, hecho insólito con la complicidad del Colegio de Periodistas, dirigido por un Abogado, que ha sido diputado, y el silencio de las Escuelas de Comunicación Colectivas de las universidades pública y privadas.
En Costa Rica la censura previa está prohibida. Pero se ha actuado censurando previamente lo que se pueda informar. ¡Insólito!
En nuestro escenario electoral actual hemos tenido los ataques que ha hecho el candidato del Partido Progreso Social Democrático, a los medios de comunicación, y a sus periodistas, a los que ha llamado “Prensa canalla”, y a algunos los ha maltratado en la forma de tratarlos cuando lo han interrogado por asuntos electorales, lo que presagia que en un eventual triunfo suyo puede significar un pleito abierto contra los medios de comunicación y sus periodistas, y una grave amenaza contra la libertad de opinión, contra la libertad informativa y contra la libertad de prensa en general, supondría, incluso, la posibilidad de ejercer algún tipo de censura previa, cuando en la eventualidad de un gobierno suyo lo critiquen, lo analicen críticamente, sin que le guste, o cuando anden los periodistas investigando, periodismo de investigación, asuntos de gobierno y de los gobernantes, que tendría interés de obstaculizar en su publicación.
En Costa Rica siguiendo la tradición del Dr. José María Castro lo mejor que le puede ocurrir a un gobernante es tener una prensa libre, crítica, independiente, más que una prensa y periodistas dóciles, sumisos y sometidos a los poderes del Estado y al poder, o al temor reverencial, que puede ocurrir, ante el Gobernante de turno.
Cómo Rodrigo Chaves no ha vivido muchos años en Costa Rica, y su Primera Dama electoral, periodista de profesión, que algo de esta historia ha de saber, es entendible que no sepa que los periódicos y los periodistas, desde hace muchos años, incluso cuando han apoyado candidatos presidenciales, se les han enfrentado a esos candidatos, ya como Presidentes, porque la Prensa, el periodismo nacional, y los periodistas, se han ganado el honroso papel de ser la conciencia crítica del país, en ausencia de los partidos políticos, que renunciaron a su papel, de ser verdaderos controladores políticos, función que pueden hacer diariamente desde la Asamblea legislativa, a la que han renunciado de hecho.
En la Asamblea Legislativa no se hace control político. El control político que realizan los diputados es como diría mi querido amigo, periodista de profesión, Carlos Morales, un control político “corrongo” y “light”.
Ha sido la prensa nacional y sus periodistas los que han levantado las banderas de la dignidad informativa en el campo del control política que debe hacerse sobre los hombres y mujeres pública, sobre las autoridades de Gobiernos y del Estado. Los grandes casos de corrupción o asociados a esta figura es la Prensa nacional la que los ha desvestido y desnudado, y también analizado y atacado.
Yo, por lo menos, espero, que la prensa nacional no renuncie a este derecho, bien ganado que tiene, ni se llegue a amedrentar ante ningún Rodrigo Chaves que les pueda amenazar.
Veremos si la periodista diputada, la que anda para arriba y para abajo, como su sombra, con Rodrigo Chaves, sobre quien descansa mucho su apoyo popular, desempeñará bien su función de controladora política legislativa, con él o con Figueres, si fuera José María el Presidente, o se entretendrá en el escándalo fabricado, o no, de situaciones que le produzcan la posibilidad de ampliar su volumen fónico desde la Asamblea Legislativa.
La llegada al Gobierno de Rodrigo Chaves presagia un enfrentamiento constante con la prensa y las libertades asociadas al ejercicio libre del periodismo en el país. Ojalá que así no sea, pero como dice el refrán popular, por la víspera se saca el día.
Cuando el líder africano, Mandela, después de haber sufrido decenas de años en la cárcel, cuando durante su prisión no tuvo la prensa de su país en su favor, por el control que había en ese sentido, y llegó a asumir el gobierno, desde allí demostró su Humanidad, su visión humanista de la vida, su respeto por las acciones humanas, y por el trabajo de los periodistas. Expresó claramente a los periodistas “que su deber, el de los periodistas, era examinar la conducta de las figuras públicas y exponerla a la luz”, Y, enfatizó, “ese es vuestro deber". Añadió que “una prensa crítica, independiente y de investigación es el elemento vital de cualquier democracia. La prensa debe ser libre de la interferencia del Estado. Debe tener la capacidad económica para hacer frente a las lisonjas de los gobiernos. Debe tener la suficiente independencia de los intereses creados que ser audaz y preguntar sin miedo ni ningún trato de favor. Debe gozar de la protección de la Constitución, de manera que pueda proteger nuestros derechos como ciudadanos".
En el ejercicio del periodismo hay otras facetas, asociados a la Libertad de Prensa, que son atendidas por los Tribunales, y por la Sala Constitucional, como son el no conceder entrevistas, el dar los casettes con grabaciones que se han hecho con opiniones que se han emitido en radioemisoras, la censura sobre correo electrónico, sobre cierre de programas, sobre contenidos de publicación, sobre copias de programas, sobre el decomiso de información a medios periodísticos por parte del Organismo de Investigación Judicial, sobre el derecho a la intimidad y el de imagen de menores de edad, sobre el derecho a la imagen, sobre las entrevistas con cámaras ocultas, sobre la equivalencia de publicación, sobre la falta de respuesta del medio de comunicación, sobre información inexacta, sobre libertad de expresión, sobre el uso de fotografías e informaciones incorrectas, sobre la rectificación de información y respuestas.
Pero, en este campo del periodismo, la conducta de los candidatos, como la de las autoridades electas, es y sigue siendo importante analizarla, cuestionarla, criticarla.
Ante ese análisis y sus reacciones nos podemos informar de quien puede gobernar mejor, con mayor apego a las tradiciones costarricenses, impulsadas desde Juan Mora Fernández y José María Castro Madriz, de Libertad de opinión, de Libertad de Información, de Libertad de conciencia, de Libertad de Imprenta y de Libertad de prensa… sin censuras, ni censuras previas.
Esto está también en juego en esta elección.
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