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Medio lleno o medio vacío

Alvaro Madrigal [email protected] | Jueves 19 mayo, 2016


 Un déficit en los presupuestos de gobierno como el que existe y con las proyecciones que manifiesta, en medio de un entorno dislocado por la enorme deuda pública, los niveles de pobreza y desempleo y el flojo crecimiento de la economía, lleva el germen de la ruptura de los equilibrios sociales

De cal y de arena

Medio lleno o medio vacío

Desde la trinchera estrictamente parlamentaria se aprecia el vaso medio lleno. Pero incorporadas a esa trinchera las cartas con que está jugando el Poder Ejecutivo en los expedientes relativos al tema fiscal, el vaso parece estar medio vacío. Lo primero, a juzgar por las aproximaciones habidas entre la diputación afín al gobierno y la alianza de legisladores de oposición en torno a la imposición de una regla que discipline el crecimiento del gasto corriente en función del ritmo de incremento del PIB y al proyecto de ley para reprimir el fraude fiscal. Pero —y de segundo— ese cauteloso optimismo en torno a un final feliz en los trámites de estas leyes dirigidas a erradicar el grave desequilibrio fiscal, se difumina si entran al escenario las variables que están gravitando en el entramado político de Zapote. Hay que tomar nota de la ofensiva desplegada por la cúpula de los sindicatos del sector público para atemorizar al gobierno y reprimir su libertad de acción ante los proyectos de ley que atacan los privilegios de que gozan sus agremiados en el rubro de sus remuneraciones. No se notan indicios de salirle al paso a tal estrategia de miedo. De pronto apareció la gratuita y precipitada advertencia del Ministro de Trabajo de que nadie tiene los 38 votos para imprimirle un trámite rápido al debate de las iniciativas de corte fiscal, como si fuese un alfanje amenazador, siendo que las vías de la negociación no están cerradas ni él las controla. El propio presidente del Congreso, Antonio Álvarez, ha dicho estar preocupado por la reticencia con que se conduce el oficialismo ante las invitaciones a facilitar la vía rápida a las leyes de ordenamiento del gasto público. Con estos elementos sobre la mesa, lo que hay es un vaso medio vacío.
El presidente Solís tiene los recursos idóneos para inducir la conformación de los 38 votos comprometidos a formalizar los mecanismos de diálogo que reglarían los trámites y así acelerar la constricción del gasto por los arbitrios planteados en estas semanas y con las necesarias y apropiadas audiencias que aseguren un diálogo social, tras lo cual se decidirían los contenidos de los proyectos de ley a tramitar por vía rápida, tributos y fraude fiscal incluidos. Dialogue, negocie con los diputados en un clima para todos de renunciamiento de vanidades. Si ha habido errores, rectificarlos. “Para eso ponen borrador a los lápices”, decía el ex presidente Otilio Ulate. El país está sobradamente advertido de lo que puede sobrevenir si los factores desencadenantes de la crisis fiscal no se eliminan de raíz. Un déficit en los presupuestos de gobierno como el que existe y con las proyecciones que manifiesta, en medio de un entorno dislocado por la enorme deuda pública, los niveles de pobreza y desempleo y el flojo crecimiento de la economía, lleva el germen de la ruptura de los equilibrios sociales. Hay visibles coincidencias. Pero algo enrarece la atmósfera.

Álvaro Madrigal
 

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