Violencia en nuestro fútbol se asemeja a la cultura del guaro
Gaetano Pandolfo [email protected] | Martes 31 diciembre, 2024
La violencia se siembra, es caldo de cultivo, se riega con declaraciones agresivas de directores técnicos tóxicos, enfermos emocionales, que al término de los partidos no hablan de tácticas, sino que insultan y justifican las derrotas señalando a terceros.
La violencia se cultiva en nuestro fútbol en forma similar a la bien llamada cultura del guaro. En Costa Rica se bebe alcohol desde el bautizo hasta la muerte y se incendian internamente los clubes por el fanatismo desmedido de la mayoría de sus dirigentes.
La prensa deportiva en todas sus áreas: radio, televisión, páginas digitales y escritas tiene su cuota de responsabilidad en engendrar agresión y violencia.
Pocos espacios son analíticos, impera el roce, el choque, la confrontación, el combate verbal entre los comunicadores, quienes, además, gustan de exaltar y elevar a los altares al técnico y al dirigente tóxico, quienes con verbo agresivo y en ocasiones vulgar, genera “likes” al libreto del programa y estos a su vez elevan el “rating” del espacio para bienestar económico del director o el propietario del medio.
Los fanáticos solo escuchan ruido, gresca, confrontación y palabras como revancha, desquite, combate, más los dimes y diretes de los actores, enfocados en la sacada de clavo y no en una proyección seria, mesurada, prudente del próximo partido.
Desde todos los sectores que tienen que ver con el último juego del campeonato, se cultiva la violencia y miles de aficionados, la mayoría fanáticos, se sientan en las gradas con el alma envenenada.
Los organizadores del “espectáculo” se “lucen” con “la fiesta” que genera el ingreso de los equipos a la cancha.
El aplauso vibrante y sereno al equipo de sus amores, es sustituido por fuego, humo, gritos y charanga. El voltaje asciende, el corazón se hincha, la sangre hierve, la pasión se desborda y solo un resultado final en el marcador que sea favorable a las barras que montaron el circo, impedirá la tragedia, el caos y el desmadre.
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Cada equipo sale al terreno de juego cuando le da la gana; el Comisionado de la Unafut desconoce a qué hora se inicia el partido. El árbitro central sale a la cancha solo, sin los jugadores y se sienta en una silla a esperarlos.
¡Fútbol de quinto mundo; posición 54 del ranking mundial!
Pero tranquilos: doña Vicky y don Osael tomarán cartas en el asunto. Parece que están preocupados.
Igual que don Rodolfo Villalobos.