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Nuestra adhesión a la OCDE en la recta final

Silvia Hernández [email protected] | Miércoles 18 septiembre, 2019

Silvia Hernández, jefa de fracción

Costa Rica ha diseñado a lo largo de su historia estrategias de desarrollo que evolucionaron y se transformaron conforme cada coyuntura, tanto nacional como internacional, lo ha exigido. Con miras en un futuro próspero y de la mano con la visión de importantes estadistas, hemos tomado las decisiones que se requieren para poder garantizar calidad de vida a nuestra población, a la vez que consolidamos nuestro liderazgo ante el mundo.

Un ejemplo cercano, fue la decisión de aprobar el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-CAFTA) y buscar nuevos aliados comerciales para abrir nuestra economía a las dinámicas globales, y así posicionarnos como destino de inversión. Más recientemente, en el año 2012, la Expresidenta Chinchilla Miranda inició con el trámite para el ingreso de Costa Rica a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con la visión de garantizar la calidad de las intervenciones públicas y transformar el Estado hacia uno más capaz de cumplir sus cometidos.

La visión OCDE. Desde ese entonces, el país ha transitado por distintos procesos dentro de la ruta de adhesión y vale la pena en esta etapa en la que nos encontramos del proceso, volver a la pregunta: ¿Por qué es importante formar parte de la OCDE?

La OCDE es un conjunto de países que cumplen con rigurosos estándares de calidad en la aplicación de políticas públicas. En total son 37 países miembros, entre los que se encuentran tres países latinoamericanos: Chile, Colombia y México. Cabe destacar, que, al unir todas las economías de los países miembros, se suma más del 70% de la Inversión Extranjera Directa a nivel mundial y cerca del 60% del PIB del mundo.

Se trata de un proyecto de Estado, no partidario, que no es un fin en sí mismo. Tampoco es una cuestión de estatus, de ponernos una etiqueta o ganarnos una categoría. Es una oportunidad incomparable de aprovechar una agenda para catalizar las reformas y metas que el país se ha impuesto a sí mismo, una palanca que nos permita lograr una agenda reformadora y modernizadora del Estado que tenemos, con la vista puesta en el Estado que queremos y podemos tener.

Asimismo, constituye una oportunidad para escapar de la llamada “trampa de la renta media” en la cual se encuentra inserta nuestra economía, visión que se resume en conseguir un crecimiento más sostenible y más incluyente, de la mano de un Estado y una administración más eficaz. Es decir, acercarnos a cumplir de manera más eficiente, la promesa democrática que fundamenta nuestro contrato social: responder a las necesidades y aspiraciones de las y los habitantes de Costa Rica de manera oportuna y con soluciones sostenibles.

Desde la Asamblea. En atención a esa visión, es que desde la Asamblea Legislativa la fracción liberacionista ha entendido el proceso de adhesión a la OCDE. Por ello, ha sido protagonista en las discusiones y trámites legislativos que conllevan reformar legislación que garantice la transformación del Estado hacia estándares mínimos de buenas prácticas internacionales, para el ingreso de nuestro país a dicha organización.

Para los efectos, se designó una Comisión Especial, que únicamente tramita reformas esenciales de cara al proceso de adhesión a la OCDE. A 10 meses de su entrada en funcionamiento, ya se han dictaminado 12 de los 15 proyectos de ley que debe tramitar, y 10 ya son Ley de la República. Algunos de estos proyectos, temas históricamente rezagados en la discusión política, que, si no existiera el contexto de adhesión a la OCDE, probablemente seguirían durmiendo el sueño de los justos.

Durante el trámite de dichos proyectos, hemos puesto especial énfasis en tres prioridades clave como legisladores, primeramente, considerar que el avance de los proyectos de ley empate con las discusiones y revisiones que realizan a Costa Rica los Comités de la OCDE en cada tema, de manera que el proceso no se vea truncado por atrasos en el avance de la legislación.

Segundo, nos hemos puesto como objetivo garantizar seguridad jurídica en torno a cada temática, ya que varios proyectos tramitados posibilitan por ejemplo el acceso a información altamente sensible. En atención a ello, nos hemos concentrado en que se den los ajustes necesarios para que los regímenes sancionatorios por uso ilegal de información confidencial, sea adecuado de manera tal, que las sanciones previstas sean contundentes en su efecto disuasorio.

Tercero, hemos procurado asegurar que los actos que se adoptarían, virtud a nuevas competencias asignadas a los órganos públicos en materia de supervisión, regulación y otros, estén técnicamente delimitadas. De manera que los administrados tengan la seguridad jurídica que las decisiones que les afecten tienen respaldo técnico y que en caso de que sean arbitrarios, se cuente en la ley con los mecanismos respectivos para recurrirlos.

Los pendientes. Pese a los avances obtenidos, cada vez estamos más cerca de la nueva fecha que se propuso como meta este Gobierno para la adhesión de Costa Rica a la OCDE y urgimos ver, aparte del Ministerio de Comercio Exterior, un empuje decidido hacia lograr dicha meta. Requerimos un Ejecutivo reforzando un plan interno de información y divulgación, mientras que se redoblan las gestiones de cabildeo con los países miembros para preparar la etapa final. Se debe priorizar este tema en el trabajo de los más de 30 ministerios e instituciones participantes, alieneando a funcionarios con este objetivo.

La legislación por sí misma no va a transformar el Estado hacia esa visión que queremos concretar, es sólo una parte, corresponde desde las instancias políticas del Gobierno Central imponer que cada uno de los órganos o entidades públicas relacionadas con los proyectos que se han tramitado, continúen realizando los procesos de ajuste y de cambio que se requieran para alcanzar los estándares mínimos que la OCDE recomienda.

La ventana de oportunidad para el ingreso de Costa Rica a la Organización se cierra a mediados del 2020. Es viable lograrlo y se han hecho avances muy importantes, pero no se puede subestimar la tarea pendiente. Este es el momento para concentrarse en la recta final y alcanzar aquella meta que nos propusimos en 2012: ¡la decisión estratégica e histórica de empezar a compararnos siempre con los mejores!

Jefa de fracción de Liberación Nacional






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