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Entre cielo y tierra

Luis Alberto Muñoz [email protected] | Viernes 28 noviembre, 2014


Una restricción de espacio natural en el uso del vehículo particular no es una mala idea


Entre cielo y tierra

La lección aprendida de grandes ciudades en el mundo es que no importa cuántas autopistas se construyan, al final de cuentas el crecimiento vehicular las terminará saturando.
Creo que el mejor ejemplo de esto son ciudades como Miami o Los Ángeles, pero en realidad sobran los ejemplos en Latinoamérica y otras partes del planeta.
El punto es que Costa Rica se ha quedado rezagada en tema de infraestructura, pero si este problema se mirase desde otra perspectiva, más bien, podría ser una oportunidad para rehacer las cosas de manera inteligente.
Una restricción de espacio natural en el uso del vehículo particular no es una mala idea, para desincentivar su dependencia. Claro está que para eso se requiere, primero, una infraestructura de transporte público de primer orden, y segundo, un cambio de mentalidad.
Costa Rica requiere un sistema limpio, eficiente, ordenado, interconectado, seguro, que permita a las personas de todos los estratos sociales, transportarse de un sitio a otro sin necesidad de depender del automóvil.
El éxito en el experimento de reactivar el tren urbano ha sido una señal clara al respecto. Ahora en lugar de pensar en pequeño, las autoridades deberían tomar la iniciativa con coraje y desarrollar un sistema más visionario, ecológico, integrado, y que brinde una mejor calidad de vida.
En Beijing, por ejemplo, los sistemas de trenes, metro, buses y hasta bicicletas de alquiler están interconectados bajo un mismo sistema de pago y alcance, en toda la ciudad.
Esto hace que sea más rápido y eficiente transportarse por la ciudad en el sistema público, en lugar de sufrir los terribles embotellamientos en las carreteras.
El hecho de que aún no se haya podido desarrollar la ampliación a San Ramón, en lugar de una maldición, podría ser una señal que nos obliga a pensar diferente, a diseñar nuestra área metropolitana de manera que no vayamos en vía directa a condenarnos, en el inagotable ciclo de más calles y más vehículos.
Podemos tener certeza, a partir de los ejemplos señalados, que más carreteras no resolverán el problema de las presas.
Finalmente, al generar menor dependencia del auto particular el país tiene más probabilidad de alcanzar la meta de carbono neutralidad.
Costa Rica, en su pasado, se ha destacado por asumir cambios humanos que le han permitido alcanzar un estado de bienestar destacado, ahora debemos tener el coraje de perseguir ese espíritu.


Luis Alberto Muñoz Madriz
@luisalberto_cr

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